Jackob llevaba casi un año malviviendo entre huertos por la zona de Almazora, pero no estaba solo, iba junto a su amigo Pongo. Ambos tenían miedo y no se querían acercar a las personas. Tuvieron la suerte de ser encontrados por las voluntarias de Huellas Callejeras el día que buscaban a una perrita perdida. Investigaron por la zona y había una persona que los alimentaba y se había ganado su confianza. Para poder ayudarles necesitamos una jaula trampa y los voluntarios estuvieron haciendo guardia una noche entera.
Tras atrapar a ambos vimos que Jackob tenía una dermatitis muy fuerte y su salud corría peligro. Le llevamos al veterinario y ahora ha sufrido un cambio espectacular gracias a su tratamiento, ¡ya le ha vuelto a crecer el pelo!
Buscamos una familia que se encargue de cuidarle en todos los aspectos, él solo quiere dar mucho amor y jugar con su nueva familia.
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