Todo comienza con una llamada de auxilio… alguien llama a uno de los voluntarios de la protectora pidiendo ayuda ante un caso de abandono o maltrato. Algunos voluntarios se de
splazan a la zona y se realiza el rescate del animal, en ocasiones estos rescates duran días ya que los animales desconfían. Una vez a salvo comienza todo un proceso de curas, analíticas, castración, limpieza y por supuesto difusión por las redes sociales para encontrar un nuevo hogar. En la mayoría de casos pasan meses hasta que aparece su familia, mientras tanto entra en juego la importante labor de las casas de acogida. Éstas, cuidan de los animales todo el tiempo necesario procurándoles el cariño y los cuidados necesarios, la protectora corre con los gastos si la misma casa de acogida no se ofrece a ello. En el caso de los gatitos la protectora dispone de un espacio adaptado donde esperan a ser adoptados, mientras las voluntarias se encargan de sus cuidados y limpieza.
Por supuesto todo esto no sería posible sin la ayuda de los socios y las donaciones, personas que aportan ayuda económica a la protectora, ya sea con una cuota mensual, donaciones puntuales o microdonaciones del grupo Teaming (1€ al mes). Todo este dinero va destinado a las visitas veterinarias, alimentación y castraciones de nuestros perros y gatos (Tanto los que tenemos como los de
colonias).
Como se puede observar, para lograr que un solo animal deje atrás el maltrato y consiga tener una nueva vida se requiere de una red de personas implicadas que ofrecen su tiempo, su dinero o su casa para conseguir que olviden toda una vida de sufrimiento y vuelvan a confiar en la raza humana. Sin lugar a dudas, tanto los voluntarios como las casas de acogida realizan una tarea complicada con muchos esfuerzos y dificultades pero nada hay como ver en la mirada de estos seres el agradecimiento que ofrecen. Es una complicada labor que no ofrece ningún beneficio económico ya que no hay suficiente valor económico que se equipare al sentimiento de ver crecer la felicidad y la confianza en animales que solo han conocido el maltrato y el dolor.
Finalmente, todo este proceso culmina en la adopción, un día una familia se enamora de esa mirada y decide que quiere que ese pequeño forme parte de su vida para siempre, la adopción es un compromiso serio. Un compromiso que requiere de seriedad, en el momento de adoptar hay que tener en cuenta las necesidades del animal y por supuesto tanto los gastos que supone así como la responsabilidad. Ante cualquier duda los adoptantes tienen a su alcance a los voluntarios que conocen a los animales y les pueden ayudar en todo lo necesario.
Como dijo Eduardo Galeano, “Mucha gente, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo.” Y es por esto que cuantos más seamos a más animales podremos ayudar, por desgracia nunca terminan los casos de animales abandonados y nos sobrepasan día a día. Toda ayuda es bienvenida, ya sea como voluntario en tareas de limpieza y cuidados, como socios o con donativos económicos o de pienso y como casas de acogida. Mientras tú compras un animal, otro muere en la calle. No lo dudes adopta, s
alvarás dos vidas. Ellos te lo agradecerán de manera incondicional toda su vida.
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